La Biblia y solo la Biblia es la palabra de Dios. Ella sola es la autoridad final de Dios determinando toda doctrina verdadera. En su escritura original es inspirada por Dios, inefable e inerrante. (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 20-21; Proverbios 30:5; Romanos 16:25-26.)
Hay un solo Dios eterno que existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
(1 Juan 5:7; Génesis 1:26; Mateo 3:16-17, 28:19; Lucas 1:35; Isaias 9:6; Hebreos 3:7-11).
Jesucristo es el hijo de Dios, la segunda persona de la trinidad. En la tierra Jesus fue 100% Dios y 100% hombre. El es el único hombre en toda la historia que vivió una vida sin pecado. Nació de una virgen, vivió una vida sin pecado, hizo milagros, murió en una cruz para lavar nuestros pecados con su sangre. Se levantó de los muertos al tercer día según las escrituras, ascendiendo a la diestra del Padre y regresará de nuevo en poder y gloria. (Juan 1:1,14, 20:28; 1 Timoteo 3:16; Isaias 9:6; Filipenses 2:5-6; 1 Timoteo 2:5).
Jesus fue concebido por Dios el Padre, a través del Espíritu Santo (la tercera persona de la
trinidad) en la matriz de la virgen Maria, por lo que El es el Hijo de Dios. (Mateo 1:18, 25; Lucas 1:35; Isaias 7:14; Lucas 1:27-35).
El hombre fue creado buen y por su propia voluntad transgredió y cayó. Su única esperanza de redención es Jesucristo el Hijo de Dios. (Génesis 1:26-31, 3:1-7; Romanos 5:12-21).
Para cualquiera que conozca a Dios la regeneración a través del Espíritu Santo es esencial. (Juan 6:44, 65; Mateo 19:28; Tito 3:5).
Somos salvos por gracia a través de la fe en Jesucristo: su muerte y resurrección. La
salvación es un regalo de Dios y no el resultado de buenas acciones o esfuerzos humanos.
(Efesios 2:8-9; Galatas 2:16, 3:8; Tito 3:5; Romanos 10:9-10; Hechos 16:31; Hebreos 9:22).
El arrepentimiento es un cambio de mentalidad que nos hace alejarnos del pecado y seguir a
Cristo, lo que nos permite recibir su redención y ser regenerados por el Espíritu Santo. A través del arrepentimiento se recibe el perdón de los pecados y se apropia de la salvación. (Hechos 2:21, 3:19; 1 Juan 1:9).
La santificación es un proceso de ser moldeado por la palabra de Dios y el Espíritu Santo para
desarrollar el carácter de Cristo en nosotros. La santidad más que algo que tengamos que
lograr es alguien con quien debemos vivir. Es Jesus. (1 Tesalonisenses 4:3, 5:23; 2 Corintios
3:18, 6:14-18, 2 Tesalonisenses 2:1-3, Romanos 8:29, 12:1-2, Hebreos 2:11).
La Sangre que Jesucristo vertió en la cruz fue fue tan pura y limpia el 100% del pecado de la
humanidad. Jesus permitió ser castigado por nuestra pecaminosidad y nuestros pecados
liberando a todos los creyentes del castigo de la muerte. (I Juan 1:7; Apocalipsis 1:5, 5:9;
Colosenses 1:20; Romanos 3:10-12, 23, 5:9; Juan 1:29).
Los cristianos son personas que han invitado a Jesucristo a entrar y vivir dentro de ellos a
través del Espíritu Santo. Ellos han delegado la autoridad de sus vidas a Jesús permitiendo
que Él sea el Señor de sus vidas así como su salvador. Ellos han puesto su confianza en lo que Jesús ha alcanzado para ellos muriendo, siendo sepultado y resucitando de la muerte. (Juan 1:12; Juan 14:17, 23; Juan 15:4; Romanos 8:11; Apocalipsis 3:20).
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